El cuadro es considerado uno de los mejores ejemplos de arte contrarreformista de Tiziano, quien ya había abordado esta iconografía en dos obras realizadas para Pietro Aretino y el Papa Pablo III. La reducción del arte a objeto de devoción explica la predilección de Carlos V por esta obra, una de las pocas que llevó consigo a su retiro en Yuste, donde la emparejó con una Dolorosa del flamenco Michel Coxcie.Entregado por Tiziano a Carlos V en Augsburgo en 1548, se inventaría en 1600 en el Alcázar de Madrid.
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