Mateo Cerezo fue un pintor barroco español. Se formó con su padre en pintura devota. En 1654 se trasladó a Madrid y fue discípulo de Juan Carreño de Miranda y es posible también que estudiase con Antonio de Pereda. Entre 1656 y 1659 trabaja tanto en Burgos como en Valladolid, instalándose definitivamente en Madrid en 1660. Trató temas religiosos y bodegones. Su estilo fue típicamente tocado por el tenebrismo, y en él se observan reminiscencias de su maestro Carreño, de Francisco de Herrera, de Tiziano, de Juan van der Hamen y de Anthony van Dyck. Su paleta es cálida y variada y sus composiciones poseen particular elegancia. Murió joven, a los cuarenta años, por lo que su obra conservada es escasa, y gran parte de ella puede contemplarse en el Museo del Prado de Madrid, así como en el Museo de Burgos y en el de la catedral de Burgos.