Retrato de caballero anónimo, posiblemente toledano, con gorguera estrecha y blanca sobre fondo neutro.
Esta obra está considerada como uno de los mejores retratos del artista que, por medio de la combinación de pinceladas finas y gruesas, consigue que el personaje resulte extraordinariamente cercano.
El lienzo aparece citado en los inventarios de 1666, 1686 y 1700 del Alcázar de Madrid.
Firmado a la derecha con carácteres griegos.