El tema de este bodegón, su mezcla de frutas y flores, el uso de recipientes de cristal, barro y mimbre, o su composición escalonada son características comunes a la naturaleza muerta española desde sus primeras décadas de historia. Sin embargo, existen algunos caracteres diferenciadores que nos hablan de una época avanzada. Es el caso de la tipología de la cesta que contienen las manzanas y las peras, el tono azulado del fondo o la forma en la que están descritos los frutos, con una textura aporcelanada en parte debido a que el soporte es una tabla, pero sobre todo responde a los intereses estilísticos de finales del siglo XVIII. Esa textura también nos recuerda que su autor estuvo muy vinculado a la fábrica de cerámica de Alcora.