Meléndez solía disponer los recipientes y comestibles sobre una mesa en un interior, pero, en algunas ocasiones, los ambientaba al aire libre. En este cuadro, la ubicación exterior no significa un aumento de la naturalidad. Más bien al contrario: con una iluminación fingida, el espectador se pregunta qué hace un plato de loza sobre un paisaje albergando las moras. La roca irregular con la superficie plana es similar a las utilizadas por Arellano, mientras que los escalonamientos nos recuerdan a los de van der Hamen.