El águila y las armas son parte de un monumento funerario de la época del emperador Augusto (27 a.C.-14 d.C.). Esta escultura fue hallada junto a muchas otras obras en la villa de campo de Marcus Valerius Messalla Corvinus (64 a.C.-13 d.C.), conocido general y compañero de armas del emperador Augusto, y probablemente adornaba la parte superior de un pedestal de mármol rectangular que contenía la urna cineraria del general.
Hacia 1650, por encargo del cardenal Girolamo Colonna, el escultor italiano Orfeo Boselli (1600-1667), añadió un busto del emperador Claudio (hoy perdido) encima del águila, y la escultura recibió entonces el nombre equivocado de La Apoteosis de Claudio. El pedestal que utilizó Boselli para completar el monumento, cuyo autor es desconocido, había sido realizado hacia 1620 para Alberico Cybo Malaspina (1532-1623), príncipe de las ciudades italianas representadas en sus cuatro lados.
En 1664 Colonna regaló el monumento a Felipe IV y en España se interpretó como símbolo de la apoteosis del rey: el águila, animal heráldico de la Casa de Habsburgo, emprende el vuelo desde las armas amontonadas hacia los dioses, llevando sobre su espalda el busto de un emperador romano, antepasado lejano de la Casa de Habsburgo, heredera del Sacro Imperio Romano.
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