El babuino, procede de la colección del marqués del Carpio, que adquirió la pieza en Roma de una fuente no identificada. Un dibujo del Álbum Carpio demuestra que las partes que faltan del mono eran añadidos. Está sentado con las patas flexionadas y con el rabo en el suelo, contorneando el cuerpo; tiene los dos antebrazos sobre los muslos y las manos sobre las rodillas. La figura, que en tiempos de Carlos III fue erroneamente interpretado como un oso y en el Cuaderno de Ajello se le identifica como Anubis. Representa al dios egipcio Thot en su forma animal. Este dios lunar egipcio suele llevar un creciente sobre la frente, es el señor del tiempo, de las matemáticas y del arte de escribir, de la ciencia de los rituales y de la magia. Así como define la duración de la vida humana en el nacimiento, también controla el peso de las almas en el juicio de los muertos y les conduce ante Osiris. La figura del Prado, de tamaño considerablemente mayor que el natural, lleva un cordón liso en torno al cuello, del que cuelga un pectoral en forma de templete vacío, en el cual originalmente quizá fuese pintada una figura. El pectoral, llevado por faraones, dioses, babuinos y personas particulares, evoca la esperanza de una vida eterna y tiene el mismo significado que el sol naciente de cada día, que, según se creía, era dorado por los monos en su ascenso.