San Vicente
San Vicente, vestido con dalmática sobre el alba talar, es conducido ante la presencia de Decio (o Daciano), bajo dosel, tras ser hecho prisionero en Valencia junto al obispo San Valerio, que asoma detrás, y del que era diácono. El santo tiene la mirada alzada y señala con su mano derecha una gloria de angelitos que portan la corona y la palma, símbolos de su posterior martirio. Junto a un pebetero, un sacerdote pagano les invita a adorar a su ídolo mientras que, delante suya, un sayón prepara las cadenas de su tormento en el potro.
Boceto preparatorio para el lienzo destruido de la catedral de Valencia que, como éste, acababa en medio punto para ser encastrado en una hornacina. [...] Gracias a él, podemos conocer el aspecto del cuadro perdido, cuya composición y aún la técnica derivan directísimamente de su maestro Maella, presente con lienzos de estructura semejante en la propia catedral, como el San Francisco de Borja, lo que ha hecho que este pequeño cuadro haya estado atribuido tradicionalmente al propio Maella.
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