Cincuenta días después de la Resurrección de Cristo, María y los Apóstoles recibieron la gracia del Espíritu Santo (encarnada en las lenguas de fuego) para iniciar su destino evangélico. La pintura muestra un notable conocimiento de las novedades artísticas de la Italia del momento: figuras masculinas de carácter popular, idealización de los rasgos de María y la Magdalena, iluminación contrastada o el realismo de los detalles.
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