La pequeña figura representa a un habitante del oriente con su traje característico. Consiste en un "gorro frigio", llamado "tiara" por los griegos, con su punta encima de la cabeza y sus orejeras, que cubren las mejillas y pueden ser atadas debajo del mentón; añádanse unos pantalones largos, metidos en los zapatos cerrados, diversos levitones y un manto largo. Representaciones casi idénticas de Atis, de finales del siglo II a.C., indican un origen tardohelenístco de la composición. Corresponde con esto la patética expresión facial del oriental, con sus ojos descompuestos, sus cejas muy abultadas y la profunda arruga en la frente. Expresiones similares se pueden encontrar también en las estatuas del Pequeño exvoto ateniense de los Atálidas, de hacia 130 a.C.
La estatua del Prado, hallada en una Villa romana cerca de Tívoli, servía como pie de mesa. Probablemente llevaba, en lugar del fuste restaurado sobre sus espaldas, una jarra que, a su vez, sostenía la tabla de una mesa. La postración de la figura, no sólo acentúa el papel oriental como subyugado y suplicante, sino también su función servil como portador de un mueble. Sus pliegues, que parecen cortados en madera, y los surcos taladrados sobre su pecho izquierdo indican una fecha alrededor de 150 d.C.
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