Beuckelaer incluye en esta obra aves muertas, una cesta con un gallo y otros alimentos y cinco figuras en dos grupos separados. Bajo su aparente realismo, la abundancia de alimentos personifica el deseo de bienes terrenales. Las aves, huevos y el conejo muerto encarnan la lujuria, que arrastra al hombre que toca la cadera de la joven de la derecha.
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