Escena casi familiar en la que se muestra al Niño Jesús y a San Juan abrazándose, ante la mirada de sus respectivas madres, María e Isabel. Acompañándoles como testigo del momento aparece Santa Catalina, que se apoya sobre una gran rueda de madera, símbolo de su martirio. El Cordero, situado en el ángulo inferior izquierdo, alude a la Pasión de Cristo y entristece el momento con el anuncio de su destino.
Enmarca el paisaje una ruina clásica ornada con un bajorrelieve, a la derecha y, al fondo, se abre un frondoso paisaje.
Simon Vouet fue responsable de la introducción del Barroco italiano en Francia, inspirado en Caravaggio, Carracci, Guercino y Reni. Esta obra en particular, fue realizada durante su estancia en Roma y perteneció a Casiano dal Pozzo (1588-1657) erudito, mecenas y coleccionista romano.
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