Retrato de la infanta Isabel Clara Eugenia (1566-1633), hija primogénita de Felipe II, junto a la enana Magdalena Ruiz. El cuadro responde a las fórmulas tradicionales del retrato de corte, con la Infanta de pie y ricamente vestida mirando directamente al espectador. Sus joyas, de importante significado simbólico, pertenecieron a su madre Isabel de Valois y a su madrastra Ana de Austria, resaltando especialmente el camafeo con la efigie de su padre que sostiene en su mano derecha y que otorga a la escena un fuerte sentido de continuidad dinástica. La presencia de Magdalena Ruiz destaca la belleza de Isabel Clara Eugenia, a quien imita en el gesto de su mano. El collar de coral y la pareja de monos podrían hacer alusión a los viajes de la Infanta a Portugal acompañando a Felipe II.
La autoría del cuadro ha sido muy discutida, aceptándose hoy la intervención del taller de Sánchez Coello en gran parte de la obra. Los inventarios de 1600 y 1636 del Alcázar de Madrid describen el lienzo sin atribuirlo a ningún pintor.