Sobre un fondo crepuscular los personajes de la historia sagrada parecen ser retratos de la familia del pintor, pudiéndose identificar a Veláquez con Gaspar, a Melchor -el más anciano- con su suegro Francisco Pacheco, a la Virgen con su mujer y al Niño con su hija recién nacida, Francisca. Velázquez llevaba dos años ejerciendo como maestro de pintura y un año casado con Juana Pacheco cuando realiza esta obra adscrita a su etapa sevillana. El interés por el claroscuro, la calidad táctil y la descripción detallada de objetos y texturas dan a la escena religiosa un carácter cercano e inmediato que enlaza con los principios de la Contrarreforma.
Posiblemente realizada para el noviciado de San Luis de los jesuitas de Sevilla, al espino del ángulo inferior derecho, alusivo a la Pasión, puede hacer referencia a una reliquia que poseía el santo Rey de Francia. Está fechado en la piedra, bajo el pie de la Virgen.