Sorolla retrató en varias ocasiones a sus amigos, en composiciones y formatos semejantes, sentados, de tres cuartos y ligeramente vueltos hacia el espectador. Así retrata también a su amigo el doctor Francisco Sandoval en una pintura rápida y a grandes manchas, protagonizada por pinceladas liquidas y delgadas.
Esta obra fue donada por el retratado al desaparecido Museo de Arte Moderno en 1929.