Boceto preparatorio para uno de los más impresionantes lienzos de historia de la pintura española del siglo XIX, realizado por uno de los maestros absolutos del género, cuyo clamoroso éxito le valió -con tan sólo 29 años- su definitiva consagración, recibiendo en 1878 la primera medalla de honor (concedida en su primera concurrencia) de una Exposición Nacional. La monumental pintura, conservada en el Prado (P04584) como una de las piezas claves de su colección -inspirada en un conocido capítulo de la Historia de España de Lafuente- aborda una de las obsesiones más personales del pintor zaragozano.
El lienzo sorprende por la extraordinaria capacidad de modelado en las figuras, por la atrevida composición en aspa que ordena la escena y por la ambientación rigurosamente realista que afecta no sólo a los efectos escenográficos de carácter histórico, sino especialmente al paisaje donde se ubica la escena. Dicho paisaje pertenece al lago Trasimeno, en Pasignano (Italia), donde Pradilla acudió con su amigo Jaime Morera mientras ambos disfrutaban de la pensión de la Academia de España en Roma. Fruto de ese viaje común era el único boceto conocido, dedicado al propio Morera y conservado en el Museo que lleva el nombre del artista ilerdense. Este otro boceto, adquirido por el Museo en 2002, de más refinada calidad y acabado más definido -de hecho la crítica lo viene considerando como boceto definitivo de la composición-, está dedicado a José Casado del Alisal, entonces director de la Academia de España en Roma y consagrado pintor de historia, lo cual justifica sin duda que guardara para él uno de los mejores estudios previos de una obra de tan decisiva importancia. Se conocen tanteos en papel y otras obras previas de interés para la gran composición que permiten reconstruir el proceso creativo recorrido por Pradilla antes de acometer una de las empresas artísticas de mayor repercusión de su tiempo; pero de todos ellos ninguno de la definitiva importancia del presente boceto.