David, vencedor de Goliath se inclina sobre el cuerpo muerto de su enemigo dispuesto a atar la cabeza degollada a modo de trofeo.
El cuadro muestra la última escena de la batalla entre filisteos e israelitas narrada en el Antiguo Testamento (Samuel 17, 51), en la que David mata al gigante Goliath con la sola ayuda de una piedra y una honda trayendo la victoria al pueblo de Israel.
Caravaggio nos muestra a David no como un héroe sino como un muchacho de aspecto sereno que ha vencido al Mal gracias a la astucia y a la ayuda divina, que sólo deja traslucir la tensión del momento en el puño cerrado de su mano izquierda.
La autoría de esta pintura ha sido controvertida, pero hoy en día se acepta unánimemente la atribución al maestro.