Pese a que una restauración moderna haya modificado la actitud de las manos, parece evidente que el objetivo de esta figura era el de sostener una antorcha. Formaba parte del lujoso ajuar de una morada augustea y, en consecuencia, carecía de todo trasfondo religioso. Este carácter meramente decorativo permite explicar que Cupido o Eros carezca de sus alas características. Nadie, sin embargo, debía engañarse acerca de su correcta identificación: los ciclos de Baco y de Venus eran los preferidos en los adornos domésticos, y la actitud ligera de la estatua, propia de un genio volador, constituye un elemento iconográfico definitivo. Por lo demás, es muy probable que nos hallemos ante una copia más o menos libre de un original tardo helenístico: son varias las figuras, en terracota y otros materiales, que nos muestran figuras parecidas en torno al año 100 a.C.