Cristo entronizado, vestido con túnica roja y sujetando la bola del Mundo en su mano izquierda, bendice con la derecha flanqueado por las figuras de la Iglesia y de la Sinagoga y rodeado por el Tetramorfos.
Cristo es presentado como Salvador del Mundo. Se contrastan las figuras de la Sinagoga, con las tablas de la ley de Moisés y el estandarte roto, y de la Iglesia, laureada, portando el estandarte de la Victoria, y un cáliz con la Sagrada Forma como símbolo de la nueva promesa de la muerte y Resurrección de Cristo. Su palabra, plasmada en los Evangelios del Nuevo Testamento, se representa mediante el Tetramorfos, los símbolos de los cuatro evangelistas: el águila de San Juan, el toro de San Lucas, el león de San Marcos y el ángel de San Mateo.
Las arquitecturas góticas, la composición y la técnica pictórica son un buen ejemplo del depurado estilo de Gallego, profundamente impregnado de elementos flamencos.
Esta obra procede de la Iglesia de San Lorenzo de Toro y, aunque tradicionalmente se ha considerado parte de un retablo mayor, debió hacerse para las tumbas de don Pedro de Castilla y su esposa Beatriz Rodríguez de Fonseca y Ulloa, en las que fueron enterrados en 1492.
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