Imagen de una joven en pie de frente, vestida con el traje típico de las campesinas del sur del Lazio y apoyada en el quicio de una puerta. Este motivo fue muy frecuentemente utilizado por los pintores españoles que viajaron a Roma, los cuales rara vez resistían la tentación de elaborar una imagen costumbrista como ésta.
La amplia camisa, falda azulada y corpiño oscuro contrastan con la gama general pardo verdosa, de la pintura. Destaca así mismo la factura desenfadada de la pincelada, aplicada en anchos golpes quebrados. La iluminación y el perfilado de la silueta contribuyen a construir la figura en el espacio. En este sentido la pintura se acerca a la sobriedad del realismo francés de Corot o Courbet, mientras que la imprecisión del dibujo en las manos de la muchacha y el efecto de movimiento que resulta, recuerdan algunas obras de Velázquez.
Adquirido para el Museo de Arte Moderno el 18 de noviembre de 1940.
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