Cabeza de tamaño ligeramente menor que el natural, fue interpretada por Coppel (1998) como Cabeza de Domiciano, datada en el siglo XVIII, por su parecido con uno de los dibujos del Álbum de las antiguedades del marqués del Carpio. En cambio, Schröeder (2004) considera que es obra romana de inicios del siglo I a. C. y la relaciona con una estatua de la colección de Felipe V de San Ildefonso dibujada para el Cuaderno de Ajello. Según este autor, la forma en que están esculpidos los rizos, que pone de relieve su ductilidad, es característica de las esculturas tardohelenísticas de finales del siglo II a. C. y comienzos del I a. C. En el siglo XVIII, la cabeza completaba el torso de la escultura (E00012), que también data de comienzos del siglo I a.C.