Inspirada en el Dioniso Sardanápalos de Praxíteles (h. 340 a.C.), en la que se desea recuperar la imagen más antigua del dios. Frente al Baco joven e imberbe que dominaba en el arte griego desde el siglo IV a.C., el autor de la presente obra prefiere los modelos arcaicos y del siglo V a.C., en los que el dios aparece barbado y digno, revestido, en las figuras de cuerpo entero, por una larga túnica y un rico manto. Apoyándose en modelos concretos de Atenas y de Tebas, sabe insistir en el carácter arcaizante de la cabeza y alude además a un rasgo concreto de la religiosidad primitiva: la adoración al dios protector del teatro a través de una simple máscara con sus rasgos.
Tags: