De una fase avanzada en la producción del pintor puede ser considerado este soberbio exponente de su virtuosismo en la captación de los elementos, todos ellos tratados con un lenguaje directo y realista. En primer término, un limón se contrapone, aislado, al grupo que constituyen una rodaja de salmón fresco y varios cacharros de cocina; estos últimos son una vasija de cobre, un perol del mismo metal y un puchero de Alcorcón sobre el cual, a modo de tapa, figura un trozo de loza; detrás se adivina el mango, posiblemente de un cucharón. El plano que sustenta el conjunto desaparece en el fondo, subrayado su límite por una cucharilla de largísimo asidero.