A Montalvo, su condición de pintor de cámara lo convirtió en uno de los pocos pintores españoles de los que colgaban bodegones en el Pradodurante el siglo XIX. En esta obra recurre a un motivo animal que ya había aparecido en Meléndez, pero lo aísla contra un fondo oscuro y describe minuciosamente detalles y brillos. El fondo no es uniforme, sino que semeja un marco de madera. Ese recurso, o la manera como cuelga y se exhibe el pescado nos retrotrae a los comienzos de la historia del bodegón en España.
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