Composición que representa un despliegue de infantería y de caballería, agrupados en cuadro y con ciudad al fondo. Leyenda en el ángulo inferior derecho, con letras que señalan las tropas correspondientes.
Los cuatro lienzos forman una serie de cuatro pinturas que recogen hechos militares acontecidos durante la Guerra de Monferrato, 1612-1615, que enfrentó a las tropas del monarca español, Felipe III, con las del duque de Saboya, Carlos Manuel I. La serie no responde tanto a presupuestos descriptivos, históricos o laudatorios de la propia monarquía española, vencedora final del enfrentamiento, como a intereses personales del Gobernador de Milán, Juan Hortado de Mendoza, Marqués de la Hinojosa. La necesidad de lavar su imagen política y militar, puesta en entredicho durante la contienda hasta provocar su destitución como gobernador, pudo ser motivo del encargo de esta serie. Este condicionante personal determina la elección de los hechos y de la propia composición de las pinturas, que siguiendo el modelo convencional de ubicar al héroe en lugar destacado, sitúa la figura del Marqués como eje de las batallas, y su nombre en un lugar sobresaliente en las inscripciones pintadas sobre el lienzo. Serán el pincel y la pluma los cicerones del análisis de estas batallas conservadas en la Casa Museo del Greco, dualidad inexcusable para comprender este género de pintura, pues el discurso pictórico de los lienzos se apoya en el narrativo de las crónicas que emplearemos en su descripción.
La familia Gonzaga de Mantua había recibido el señorío del territorio del Monferrato en 1533 de manos del emperador Carlos V. En 1612 muere el Duque Francisco II Gonzaga sin sucesión masculina. En el ducado estaba vedada la sucesión femenina al trono, por lo que el gobierno recae en el cardenal Fernando Gonzaga, hermano del difunto Duque, y no en su única hija, nieta de Carlos Manuel I de Saboya. Sin embargo, en el Monferrato no regía la Ley Sálica, por lo que el Duque lo reclama para su nieta, menor de edad. España, respaldada por el Imperio, soberano titular de los ducados de Mantua y Monferrato, sostenía que tras la muerte del hermano del Duque, el ducado quedaría sin titular, integrándose así bajo el control directo de los Hasburgo. Felipe III prohibió, en su papel de juez de la política italiana, ejecutar ningún tipo de acción sobre el vecino ducado; pero Carlos Manuel hizo caso omiso, invadiendo el Monferrato en 1612. De esta manera el Duque cumplía una de las viejas pretensiones de la casa: la devolución del collar de la orden del Toyson al monarca hispano, y el apoyo tácito de Francia al Duque, provocó la indignación de la corte de Madrid.
El 11 de abril de 1612, el rey Felipe III concede el título de Marqués de la Hinojosa a Juan Hurtado de Mendoza, que se sumaba al marquesado de San Germán que ya poseía. Primo del Duque de Lerma y sobrino de Don Bernardo de Sandoval y Rojas, Arzobispo de Toledo, su carrera cortesana es tan brillante como cabría esperar con tales mentores. Desde 1599, cuando aparece como Gentilhombre de la Cámara del Rey, hasta su nombramiento como gobernador de Milán desde 1612 a 1615, fecha en que es destituido, la carrera cortesana de Hinojosa es impecable. Las graves acusaciones que soporta el Marqués por su inacción en el conflicto con Saboya, serán excusadas rápidamente desde el gobierno de Lerma, siendo recuperado para la vida pública como Virrey de Navarra entre los años 1620-1623. Su talento político y diplomático debió de ser mayor que el militar, pues mantuvo su papel en la Corte durante el nuevo reinado de Felipe IV. Primero como confidente del nuevo valido, el Conde-Duque de Olivares; y después como embajador extraordinario en Londres para negociar la boda del príncipe de Gales con María de Austria en 1623. Sus día los acaba como Presidente del Consejo de Indias hasta su fallecimiento en 1628.
La popularidad de Carlos Manuel I entre los escritores y pensadores políticos italianos es proporcional al descrédito que sufre Hinojosa en España. Si en Italia Alessandro Tassoni en sus dos Filipicas, 1614, parangona al Duque con el Rey de España, al otorgarle un papel predominante entre los príncipes italianos; el Marqués será protagonista de burlas y sátiras que corren por las calles de Madrid.
En este contexto podemos encajar la realización de las obras que nos ocupan. El encargo de obras representativas de las virtudes, especialmente militares, de los diferentes linajes nobiliarios, era parte habitual del patronazgo artístico de la nobleza española. Así lo había hecho Lerma, cuando encargó a Vicente Carducho en 1606 un lienzo con el Sitio de Antequera; y así lo hará el Marqués de Leganés encargando series de batallas a Snayers. En el inventario de bienes realizado entre febrero y marzo de 1628 tras la muerte del Marqués de Hinojosa, se enumeran una serie de objetos y pinturas que forman parte del discurso del valor de su Casa. Entre los objetos, numerosas vajillas con sus armas, reposteros, cortinas, objetos traídos de sus viajes, doseles comprados en la almoneda del Duque de Lerma, y otros objetos, forman un conjunto de elementos materiales que pretigian al personaje y a su familia. Entre las pinturas se enumeran: Quatro quadros grandes de las guerras de savoya siendo el dicho señor marques governador de milan. La presencia de estas cuatro pinturas grandes de batallas en la casa del Marqués nos remite a los lienzos de la Casa del Greco, cuya identificación con las citadas en el inventario resulta viable. Aunque el inventario es parco en la descripción, la mención de las dimensiones, el número de pinturas y el tema, son datos que sugieren esta identificación. Hemos de considerar también que se trata de la única serie localizada que presente episodios de esta guerra, y concretamente del período en que las tropas están bajo la autoridad del Marqués. El protagonismo dado a su presencia, física o por mención escrita, en la elección de los hechos de armas más osados o dignos de loa, sino aquellos que se resuelven, por anecdótica que sea la manera, por la mera presencia del Marqués; por ello no aparece enfatizada la presencia de los verdaderos protagonistas militares de la Guerra: Leyva, Sarmiento, Pimentel, Gambaloita, Luís de Córdoba o el Marqués de la Mortara, sólo el propio Hurtado de Mendoza, presentado siempre de manera recurrente y principal en los lienzos de la serie (KERMES, 41/2003/3.3-3.6).
Procedente del legado testamentario del marqués de la Vega-Inclán en 1942. En el inventario de la misma se tasaron en 2.500 pesetas cada una de ellas. Se desconoce su inmediata procedencia anterior, no así, el posible comitente de la obra y la primera colección de arte a la que pertenecieron. En el museo desde su fundación en 1910. Estuvieron expuestas, al principio, en la actual Sala A que da al patio de la casa, allí las citan Doménech, Tormo y la testamentaría del marqués. En la Guía de Doménech podemos ver una foto de esta sala tal y como estaba en 1913 (lám. 18), llamada entonces Sala del Retrato de Murillo, poque aquí se exponía también el retrato del general Gabriel del Castillo y Machado, creído entonces obra de Murillo.
Dómenech habla de unas batallas debidas al pincel de Mazo. Tormo menciona cuatro cuadros de batallas, de escuela de Mazo, madrileñas: siglo XVII. Gaya Nuño no las recoge en su Guía de 1955. M.ª Elena Gómez-Moreno hablará ya de las Batallas de Italia. El primero, que sepamos, en relacionar la serie con la 1ª Guerra del Monferrato (1612-1615) fue Priego Fernández del Campo en su tesis doctoral de 2002, sin publicar. Este investigador estudió las obras a partir de malas fotografías, como él mismo indica, con lo que no precisó suficientemente las acciones desarrolladas en cada tela, incluso de la Batalla nocturna no hace ningún comentario. Este estudioso explicó la serie acudiendo a fuentes de la época. Nosotros hemos preferido basarnos en la obra bibliográfica clásica de referencia para la 1ª Guerra del Monferrato como es el exhaustivo y documentado libro de Antonio Bombín Pérez: La Cuestión de Monferrato publicado en 1975, obra ya clásica y todavía no superada. Creemos que dicha obra permite identificar los diversos episodios de la serie de manera más precisa.
La serie se compone de cuatro pinturas de la I Guerra del Monferrato (1612-1615), guerra que enfrentó a España con el Ducado de Saboya. Habría una Segunda Guerra del Monferrato en la década de 1620.
Las pinturas debieron ser encargadas, al término de la guerra, por el marqués de Hinojosa, a la sazón gobernador de Milán durante esta contienda bélica, como bien indican las constante exaltación que las inscripciones sobrevivientes de los cuadros hacen del marqués. Lo confirmaría el hecho que el inventario de los bienes redactados a la muerte del marqués de la Hinojosa, en 1628, se enumeran Quatro quadros grandes de las guerras de Saboya siendo el dicho señor marqués gobernador de Milan (Burke, M. y Cherry, P. 1997, vol. I: 266, f. 668). El inventario, parco en información, no nos ofrece ni medidas ni autores de las obras, pero resulta del todo convicente identificar estos Quatro quadros grandes de la guerra de Saboya con la serie del Museo del Greco. Coincide el número de pinturas, el tamaño relativamente grande y sobre todo la importancia que adquiere en la serie, por las inscripciones, la figura del marqués de la Hinojosa. Obviando a los verdaderos héroes militares de la contienda, como habían seido Leyva, Sarmiento, Pimentel, Gambaloita o el Marqués de la Mortara.
Los cuatro hechos de armas presentan el orden cronológico que se ha mencionado. La identificación de los mismos se ha hecho a partir de la atenta lectura del exhaustivo estudio de Bombín Pérez. La serie recoge las más importantes victorias del ejército español en el último año de la guerra, 1615 (REDONDO CUESTA, J. 2007, pag.201-202).
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