La fecha de este cuadro ha sido una de las cuestiones más debatidas por la crítica. En la edición de 1889 del catálogo del Prado se hace constar que estaba firmado, pero nada se dice sobre la fecha. La edición de 1910 lo consigna como firmado y fechado en 1620. Las ediciones posteriores no vuelven a mencionar la cuestión hasta 1985, donde se consigna como firmado y fechado en 1630, fecha que vuelve a quedar recogida en la edición de 1996. Wichmann (1925) acepta esa fecha. Sin embargo, Goldsmith (1994) pone en duda la existencia de dicha fecha, ya que duda de que Weichmann hubiera estudiado el cuadro directamente, y lo sitúa al final de la década de 1630. Con motivo de la elaboración del presente catálogo el cuadro ha sido sometido a un proceso de limpieza, que ha dejado al descubierto en la base de la columna caída la firma y la fecha. Están muy deterioradas, sobre todo la fecha, que en la reflectografía con infrarrojos parece poder interpretarse como 1640.
La escena ha sido tradicionalmente interpretada como la visita de los tres ángeles a Abraham (Génesis, 18, 1-3). Se trata de una escena bíblica escasamente tratada en la pintura anterior o coetánea, por lo que es probable que Bramer haya querido dejar constancia de su erudicción. A ese mismo afán respondería también la escenografía: Abraham no aparece delante de la entrada de su tienda, tal y como dice el relato bíblico , sino ante un gran pórtico, inspirado en el Arco degli Argentari del Foro Boario, uno de los monumentos romanos más representados por los pintores en el siglo XVII. En este contexto, las ruinas representadas en el fondo podrían ser una alusión a la narración bíblica siguiente: la llegada de dos de esos ángeles a Sodoma para anunciarle a Lot la destrucción de la ciudad (Génesis, 19, 1-3) -asunto éste también tratado por Bramer en un dibujo-. Con ello Bramer se mostraría como buen seguidor de Rembrandt, cuyos cuadros de historia incluyen con frecuencia alusiones al episodio siguiente a la escena representada.
Hasta 1985 este cuadro aparecía en los catálogos del Prado recogido como compañero de El dolor de Hécuba (P02069). Sin embargo, a pesar de su proximidad estilística, el soporte y las medidas no coinciden y, sobre todo, no existe relación alguna entre el contenido bíblico del uno y el mitológico del otro.
En 1779 figura en la colección reunida por Carlos IV, cuando era Príncipe de Asturias, en la Casita del Príncipe (El Escorial). Ingresa en el Museo del Prado antes de 1834.