El pintor ha optado en esta ocasión por hacer un retrato de busto; el personaje, viste traje negro con gola blanca almidonada y lleva como único adorno la cruz de Santiago, sobre el pecho y la capa.
El caballero está situado sobre un fondo neutro, tiene la cabeza erguida y dirige su mirada hacia el espectador en franca comunicación con él, a la manera que desde Antonio Moro y posteriormente Sánchez Coello se venía haciendo en el retrato español. Pantoja, utilizando una técnica precisa y minuciosa, una gama de color extraordinariamente reducida y una fuerte iluminación dirigida al rostro y la gorguera, consigue reflejar el carácter severo del retratado, que posee una mirada a la vez firme e inquieta y de gran intensidad expresiva.
Se ha sugerido en alguna ocasión la posibilidad de que este lienzo formara pareja con el retrato de mujer, también sin identificar (P01035), fechable en el mismo año y de dimensiones ligeramente diferentes. Ambos se salvaron del incendio del Alcázar de Madrid en 1734, juntos se inventariaron a su llegada al museo y también con números correlativos aparecen por primera vez catalogados en 1854.
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