Retrato del célebre literato y poeta tinerfeño Tomás de Iriarte. Está representado, aún joven, como de unos treinta o treinta y cinco años, sobriamente vestido, con casaca de terciopelo azul y chaleco y bocamangas rojas bordadas con palmas de oro. El libro que permanece sobre la mesa y sobre el que el escritor apoya la mano probablemente aluda a alguna de sus obras, quizás las Fábulas literarias, publicadas en 1782, que le dieron fama y popularidad.
El retrato de Iriarte es uno de las principales obras de Inza, que fue retratista habitual en la corte madrileña.
Partiendo del concepto de retrato que Ranc había realizado en Madrid años antes, está estilísticamente mucho más cercano a los retratos de Mengs, aunque Inza se muestra más duro y seco. La habilidad para la captación psicológica del personaje hace de este retrato una de las mejores imágenes de la sociedad ilustrada española.
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