"El rey refirió a un caballero al duque de Lerma, a lo que el caballero contestó que de haber podido conseguir esa audiencia no habría tenido necesidad de visitar al rey". Con esta anécdota, el propio Rubens explicaba el poder del valido de Felipe III, que tanto le impactó durante su primera visita a España. El equivalente visual de tal idea es este retrato, que Rubens pintó en Valladolid, y donde representó a Lerma como un todopoderoso guerrero a caballo, siguiendo modelos de la Antigüedad. Éste es uno de los escasos cuadros de Rubens que están firmados.Tras un breve paso por la colección real en el siglo XVII, el retrato volvió a los herederos del duque y fue adquirido por el Museo en 1969.