Pintura de formato vertical que muestra una figura masculina de medio cuerpo mirando al frente, sobre fondo neutro. Presenta rostro alargado, ojos ligeramente almendrados, nariz recta y lleva barba y bigote. Va vestido con traje y sombrero negro portando un objeto en la mano derecha.
Pese a que la obra está muy deteriorada se observa una manera propia de la escuela española, después de Velázquez, según ejemplos de la escuela madrileña de la segunda mitad del siglo XVII. (Pastor Cremades, Consolación. 12 / 1988)
Procede del legado testamentario del Marqués de la Vega Inclán en 1942. En el inventario del mismo se recoge en la Sala 4ª de la Planta Principal, tasándose en 2.000 pesetas. En el museo desde su fundación en 1910. Se desconoce su procedencia anterior.
Tormo lo atribuyó a Puga con interrogación, especificando que es el arcabucero Martínez del Espinar de treinta años, fechándolo por 1624. Gaya Nuño lo creyó anónimo cercano a Velázquez. Mª Elena Gómez Moreno creyó la inscripción auténtica, copia de un letrero antiguo. Esta autora consideró la obra pintada en el círculo de Velázquez, y será obra de alguno de los pintores de la corte que trabajaban con él. Es pintura digna de aprecio.
En realidad, se trata de una pintura muy pobre de calidad, quizás copia de un retrato perdido de Martínez de Espinar (siempre y cuando la identificación del retratado fuera correcta). Como se puede apreciar a simple vista, la tela fue recrecida con añadidos por sus cuatro lados. Es cierto que el personaje recuerda a alguno de los tipos jóvenes que protagonizan las escenas de género realizadas por el Velázquez de los primeros años de la década de 1620. Caso de algún personaje de sus Almuerzos o la Cabeza de joven del Museo del Ermitage. (Redondo Cuesta, José. 25 /06 / 2007)
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