Cartón para tapiz con dos perros encadenados, dos escopetas, un cuerno de pólvora y otros aperos de caza sobre un montículo de fondo paisajístico.
El tapiz resultante estaba destinado a colgar en una de las sobrepuertas del comedor de los príncipes de Asturias (el futuro Carlos IV y su esposa María Luisa de Parma) en el Monasterio de El Escorial, de ahí su formato alargado. Esta serie fue el primer encargo importante de Goya para la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara. El tema general elegido, la caza, estaba en consonancia con el uso que los monarcas hacían de este Sitio Real.
Esta obra desapareció, junto a otros cartones, en 1869 del Palacio Real de Madrid, siendo donada en 1895 por don Raimundo de Madrazo al Museo del Prado.