Este lienzo pertenece a la serie de los anacoretas encargada en Roma para el Buen Retiro, probablemente entre 1635 y 1639.La composición se divide mediante las columnas de un pórtico y un árbol sinuoso. La articulación de la escena en dos planos queda subrayada por las distintas fuentes de iluminación que el pintor ha configurado. Una luz de amanecer azulada baña el curso de agua y los edificios imaginarios representados en la lejanía. El resplandor de las llamas provocadas por el incendio que arde bajo el pórtico crea claros contrastes entre la luz y la sombra en el plano medio, y subraya la transición entre la noche y el día. Una tercera luz, en este caso divina, emana del crucifijo que se le aparece al santo en oración.El modelo para esta obra parte de un grabado de Jacques Callot (1635) dedicado al mismo asunto. Las figuras monstruosas que pueblan el paisaje están tomados de los Infiernos de Filippo Napoletano (ca. 1587-1629), paisajista que influyó notablemente en la formación de Lorena.
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