Este es uno de varios cuadros de Rubens que fueron transformados por el propio pintor años después de ser pintados (las huellas de la composición original y de los cambios realizados aún son visibles en algunas partes de la superficie del lienzo). Las ninfas personifican la fecundidad de la naturaleza. Su belleza despertaba el deseo de los sátiros, moradores de los bosques, cuya custodia les estaba asignada. El tema de ninfas y sátiros representa la exaltación del deseo como motor de la vida. La cornucopia repleta de frutos y el agua simbolizan la abundancia y la prosperidad de la naturaleza. Tras la muerte de Rubens, este cuadro fue adquirido a sus herederos para Felipe IV.