Aunque se dedicó sobre todo a obras religiosas, el valenciano Miguel March también cultivó la pintura de género, a la que pertenece este cuadro que es obra importante para la â??historia intelectualâ? de la naturaleza muerta en España.Unos versos firmados por el autor del cuadro nos aclaran que, como sucedía con toda la pintura de bodegones, el pintor ha jugado a tensar los límites entre la realidad y su representación, y a convertir lo fingido en una nueva realidad.