Retrato de doña María Antonia Gonzaga (1735-1801), marquesa viuda de Villafranca, representada de más de medio cuerpo, sentada, con vestido oscuro, tocada con un lazo azul y adornada con otro gran lazo azul y una rosa prendida en la pañoleta blanca que le cubre los hombros.
La Marquesa, perteneciente a una de las familias de más elevada alcurnia de la nobleza española, quedó viuda en 1773 de don Antonio Álvarez de Toledo, X marqués de Villafranca, y fue madre de don José Álvarez de Toledo, XI marqués del mismo título y esposo de María Teresa de Silva, duquesa de Alba.
Goya ha sabido sugerir perfectamente en este retrato magistral, tanto el cuerpo menudo y frágil de doña María Antonia Gonzaga como su fuerte carácter, especialmente a través de su fija y decidida mirada.
Se conserva un retrato de su hijo don José Álvarez de Toledo, duque de Alba, XI marqués de Villafranca (P2449), también obra de Goya, en las colecciones del Museo del Prado.
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