Obra tardía de Veronés, refleja las transformaciones acaecidas en la pintura religiosa veneciana hacia 1575, sujeta al control de la Inquisición. Veronés adecuó su estilo a estas demandas, y en sus obras tardías asistimos a una progresiva simplificación compositiva, al oscurecimiento de su paleta, y a la adopción de una pincelada más abocetada. El resultado son imágenes de concentrada emotividad huérfanas de detalles accesorios que distraigan la atención del creyente.
Adquirida por Luis de Haro a la muerte de Carlos I de Inglaterra, se cita en 1746 entre las pinturas de la reina Isabel de Farnesio en La Granja, donde permaneció hasta 1814.