Una mujer y dos niños recogen el agua de una fuente en sus cántaros. Al fondo una casa indica la proximidad de una población.
La crítica romántica dio a esta escena el título con el que se la conoce, aunque nada en el atuendo de las figuras indique que sean pobres. La joven madre vestida con su mantón, medias rojas y zapatos negros de hebilla de plata, de campesina acomodada, mira con comprensiva dulzura al más pequeño de sus hijos, que llora enrabiado, tal vez porque no le han dejado a él llevar uno de los cántaros, como a su hermano mayor.
Se trata del cartón para uno de los tapices del comedor del Príncipe en el Palacio de El Pardo.