La pintura reproduce dos episodios. En un plano intermedio, Moisés y Aarón dirigen a los israelitas hacia la Tierra Prometida (Éxodo 13, 21-22). Ajenos al viaje, el primer plano lo ocupan personas y animales que sacian su sed en la fuente que Moisés había hecho manar de la roca de Horeb (Éxodo 17, 1-7).
Si para algunos críticos se trata de una obra meramente decorativa, otros creen que tras las figuras humanas y animales que sacian su sed subyace una grave advertencia a la debilidad del “homo carnalis”, presto a sucumbir a los placeres mundanos, mientras la presencia de Moisés y Aaron al frente de su pueblo enlazaría con el énfasis puesto por la Contrarreforma en la jerarquía social.
Se cita en 1636 en el Alcázar de Madrid.
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