Esta efigie doble de los hijos de los grandes duques de Toscana, Leopoldo de Austria y María Luisa de Borbón, es una de las más exquisitas imágenes infantiles de todo el siglo XVIII por lo que tiene de refinada y expresiva. Fue pintada en Florencia con los demás retratos de la familia seguramente por encargo del abuelo de los retratados, Carlos III de España.
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