Forma parte de una serie a la que también pertenecen San Juan Bautista (P1108), San Bartolomé (P1100) y Santa María Egipcíaca (P1106), que ingresaron en las Colecciones Reales en el siglo XVIII. Todos representan santos eremitas y nos recuerdan que las sociedades católicas del siglo XVII viven fascinadas por las vidas de estos personajes en cuyas representaciones se conjugan la oración, la penitencia, la soledad y la vida en el campo.
El tema de la Magdalena ofrece también la posibilidad de pintar una mujer hermosa que enseña algunas partes de la anatomía femenina que se consideraban tabú, como los pies o el pecho, pero que en ella está permitido mostrar por cuanto es carne mortificada que expresa el arrepentimiento por el pasado desordenado. Firmado y fechado.
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