La infanta aparece retratada en pie, de algo más de medio cuerpo, la mano izquierda enguantada descansa sobre el respaldo de una silla, y en la derecha sostiene una miniatura con la imagen de su padre el rey Felipe II, ya anciano. En segundo plano, una ventana abre al paisaje, como establece Tiziano con el retrato de Isabel de Portugal.
La referencia al hombre validador de sus derechos es un recurso frecuente en los retratos femeninos así, además de expresar la proximidad sentimental a su progenitor, se explicita su ascendencia para fundamentar sus derechos hereditarios sobre el gobierno de los Países Bajos.
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