Doña María Teresa de Borbón y Vallabriga, marquesa de Boadilla del Monte y condesa de Chinchón, era hija del infante don Luis Antonio de Borbón y de doña María Teresa de Vallabriga y Rozas. Nació en el palacio familiar de Velada (Toledo) el 26 de noviembre de 1780, en el alejamiento de la Corte a que estaba sometida junto a su madre y hermanos.
A la muerte de don Luis en 1785 la niña fue separada de su madre, ingresando en el Convento de San Clemente de Toledo, de donde salió en 1797 para casar con don Manuel Godoy, a petición de los Reyes. Con este enlace se reconoció su alcurnia, para ella y sus hermanos, pudiendo usar el apellido familiar de Borbón.
El retrato se hizo a los tres años del matrimonio, en abril de 1800, cuando la joven, a los diecinueve años de edad, esperaba a su primogénita: la pequeña Carlota. La Condesa va a la moda, con un vestido de gasa blanca decorada con pequeñas flores; sus abundantes rizos están recogidos en un tocado adornado por espigas de trigo, símbolo de fecundidad, promesa de la futura niña. Sentada en un elegante sillón, sus dulces ojos claros se vuelven hacia la derecha, esbozando una fugitiva sonrisa, que rehuye la mirada del espectador. Resalta el artista la actitud desvalida del gesto de las manos, que la joven cruza tímidamente sobre el regazo, y en la derecha lleva una gran sortija con el retrato de un caballero, sin duda Godoy, en cuyo pecho luce la banda de la Orden de Carlos III.
Es una obra de arte excepcional, quintaesencia del retrato cortesano, interpretado por Goya con la natural agudeza psicológica y cercanía al modelo que caracterizó sus obras.