Busto con los rasgos característicos de Julio César (45-44 a.C.), mirando de frente y con la cabeza de un tamaño desproporcionadamente grande en realción con el pecho. Esta se había desprendido del tronco y ha sido pegada, lo mismo que la nariz, la oreja izquierda y todo el busto. El pedestal podría corresponde a otra escultura. El retrato guarda relación con el Cesar de Tusculum y de Acireale, pero está representado más joven y con los rasgos idealizados. El modelo deriva de un busto que se conserva en el Museo Arqueológico de Venecia.
Hübner (1862) apuntó la procedencia del Alcázar, aunque también insinuó que pudo llegar a España con la colección Azara. También Ricard (1923) lo catalogó como antiguo. Barrón (1908) resaltó el interés por representar el verdadero retrato de César, mientras que para Blanco (1957) y Blanco /Lorentre (1969) se trata de un retrato ideal y moderno. La identificación en el inventario de Felipe II como procedente de la colección de Hurtado de Mendoza presenta ciertas reservas, ya que existen otros bustos y cabezas de César en el Museo y la descripción puede ajustarse todas ellas. Sin embargo ésta, por su estilo, parece la más antigua. Tiene las pupilas horadadas y todo el rostro trabajado con gran realismo. Su dependencia del modelo de Venecia, ciudad en la que fue embajador Hurtado de Mendoza antes de ir a Roma, es otro punto a favor de esta hipótesis ya que puede proceder de aquella ciudad. Por otra parte en Nápoles, en el Museo Nazionale y procedente de la colección Farnese, hay un retrato colosal de Julio César, de la época de Trajano, que tiene un busto moderno, cuyo estilo está muy relacionado con el de esta escultura del Museo del Prado.
Etiquetas: