Felipe V está representado muy erguido sobre el caballo, ligeramente inclinado hacia atrás. Viste a la romana, con coraza adornada en los hombros por cabezas de león, con peluca de bucles y corbatín de la época. Un manto cubre la espalda, se abrocha sobre el hombro izquierdo y cae por este lado. El pedestal está adornado por cuatro escudos, dos de ellos vacíos, de los cuales salen guirnaldas. En el frente lleva una inscripción. La obra se trata de un modelo reducido del monumento ecuestre erigido a Felie V, en Nápoles, en 1705, por Lorenzo Vaccaro fundido por Antoni Perrella, que fue destruido dos años depués por las tropas austríacas. El pequeño bronce del Museo del Prado tiene una gran calidad técnica que le convierte en pieza de colección por sí mismo, no como reducción de una estatua grande, y que probablemente fue vaciado y acabado por el hijo de Lorenzo Vaccaro, Domenico Antonio. Se hizo un vaciado posterior, algo más tosco, que también se conserva en el Museo del Prado (E00402).