Aunque entre los dibujos de José de Madrazo abundan las escenas para composiciones mitológicas, el artista demostró siempre una predilección especial por la representación de las personificaciones de Amor a través de sus distintas fuentes clásicas. De hecho, una de las obras más bellas creadas por el artista, conservada en el Museo del Prado, representa al Amor divino y el Amor profano y a lo largo de su carrera volvería a veces a este asunto, como en el más discreto cuadro de Amor encadenado por las Musas, recientemente aparecido, que el pintor realizó en 1838 para un certamen del Liceo Artístico y Literario de Madrid; obras que le sirvieron siempre para afrontar el desnudo académico como razón para la máxima depuración artística.Lejanamente deudor de una iconografía dieciochesca -de la tradición rococó de mostrar a Amor desarmado por Venus-, este dibujo representa a Afrodita reprendiendo a Eros, interpretado ahora en clave literaria, directamente relacionada con las lecturas clásicas a las que Madrazo fue muy aficionado. Probablemente la imagen está inspirada en la lectura del diálogo XII que Luciano de Samosata escribió en sus Diálogos de los dioses, obra maestra de la sátira helenística en la que Afrodita, cansada ya de las fechorías de Eros, le reprocha lo indiscriminado de sus flechas, con las que, aunque ella misma había llegado a ser víctima, el dios del Amor había hecho, sin embargo, algunas excepciones. En el dibujo se aprecia la figura de la bella diosa semidesnuda, que sostiene con la mano izquierda al culpable de sus preocupaciones. Existe un segundo dibujo, estrechamente relacionado con este, y que podría considerarse definitivo para esta composición. Es muy significativo que, con sus manos infantiles, Eros intente contar hasta tres en este otro segundo dibujo, porque ese es exactamente el número de excepciones que aceptó haber respetado Eros ante los reproches de Afrodita -pues no disparó sobre Atenea, Artemisa ni las Musas- en el escrito de Samosata. Además, el grupo de figuras en el paisaje, al fondo, que puede verse en este segundo dibujo, puede identificarse con las Cárites -Aglaya, Eufrósine y Talía-, una de espaldas y dos de frente, danzando, rodeadas de pastores, con una fidelidad extrema a la típica representación del séquito de la diosa griega, que recuerda directamente al pequeño cuadro de Rafael (1483-1520) que las representa, en el Museo Condé, de Chantilly.
Las diferencias entre los dos dibujos (D06705 y D06712) y el aguafuerte y, sobre todo, el aspecto acabado del dibujo que se ha considerado definitivo (D06712), sugieren que quizá no se trate necesariamente del proceso preparatorio para una pintura, tal y como se ha sugerido. Quizá la composición tuviera el papel como soporte último, y sea tal vez inmediatamente anterior a la creación de la que ha de considerarse como una de sus grandes obras pictóricas, Amor divino y amor profano, pues en ella quedan planteados los términos plásticos que en el lienzo del Prado ya están madurados y que caracterizaron durante años la obra de Madrazo.
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