La pintura plasma un instante de la Batalla de Tetuán ocurrida entre las tropas españolas y marroquíes dentro de la guerra que ambos países sostuvieron entre 1859 y 1860. Los soldados moros disparan y gesticulan, mientras en el lado español la caballería y la presencia de un cañón aventuran su éxito en esta refriega.
Rosales participó con esta pintura en un concurso pictórico que con este tema como protagonista ganó Vicente Palmaroli. Abordó el cuadro utilizando una paleta muy quebrada, que genera la impresión de no estar terminado, pero es, precisamente este abocetamiento el que genera la sensación de inmediatez y movimiento, muy representativa de una parte de su producción.
Adquirido para el Museo de Arte Moderno el 31 de mayo de 1916.
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