José de Arimatea, Nicodemo y la Virgen María introducen a Cristo en el Sepulcro cedido por el primero, bajo la mirada de María Magdalena, María la de Joset y San Juan Evangelista, variando ligeramente la narración del Nuevo Testamento (Mateo 28, 57-61; Marcos 15, 42-47; Lucas 23, 50-55; Juan 19, 38-42).
Se conserva otra obra de igual temática (P440), también en el Prado, que fue encargada a Tiziano por Felipe II (1556-1598) en 1557. La diferente calidad de las versiones, resultado del distinto grado de participación del pintor, se aprecia en la figura de Cristo, en el escorzo del cuerpo de la Virgen y en el mayor detallismo de la obra más temprana.
Esta obra fue propiedad de Antonio Pérez, secretario de Felipe II (1556-1598), e ingresó en la Colección Real en 1585, de donde pasaría a formar parte de las colecciones del Museo del Prado en 1839.
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