Rodeada de los Apóstoles, María agoniza en el lecho. San Pedro, como sacerdote, le entrega una vela encendida, mientras San Juan y otro Apóstol leen las sagradas escrituras junto a ella. Tras el ventanal abierto, se aprecia la escena de la Asunción de la Virgen.
Manteniendo ciertos elementos de la pintura de su maestro, Juan de Borgoña, como los tipos humanos y el color, Correa muestra en esta tabla sus mejores cualidades como la monumentalidad de las figuras y el tratamiento elegante y cadencioso en su disposición. Destaca también la composición sencilla pero efectiva, con dos niveles de lectura.
Sobre la mesa aparece un plato con fruta, aludiendo a la condición de María como nueva Eva, que formalmente anticipan las naturalezas muertas toledanas de finales de siglo.
Procedente de la Iglesia del Tránsito de Toledo la obra sería encargada por don Francisco de Rojas, enterrado en la misma iglesia, quien aparece retratado en la parte baja, orando y con el hábito de la Orden de Calatrava. En la ventanas se reproducen los escudos de las familia Rojas y Ayala a la que pertenecía don Francisco, confirmando su patrocinio.
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