En el año 1848 Pérez del Valle recibió el encargo de esta escultura. Debido a la importancia del encargo, el artista se desplazó a Carrara, con objeto de seleccionar el mármol con el que trabajar la obra. La obra fue concluida en 1849, y entregada en Palacio, colocándose en 1851 en la galería de escultura del Real Museo, se anotó en el inventario el 15 de octubre de 1856. En el año 1896 salió del Museo del Prado con destino al Museo de Arte Moderno. Hoy en día se conserva en la Biblioteca Nacional. El Rey de cuerpo entero, de más de dos metros, porta el collar de Gran Cruz de la Orden de Carlos III, así como el hábito y sombrero ceremonial de la Orden. Vemos en la composición un gran detallismo en la factura, pero, también algo de teatralidad que quizá hoy nos sorprende, pero fue muy valorada en su época, ya que se cuenta que el propio Rey se desplazó al estudio del escultor, para ver la obra terminada. El hecho de recibir un encargo de esta importancia, deriva de que Pérez del Valle participó en 1848 en el concurso oposición para premiar el bajorrelieve que se ubicaría en la fachada de las Cortes. El escultor consiguió el premio, y recibió una Real Orden de la Reina para ejecutar esta estatua del monarca en mármol. Pérez del Valle quedó muy satisfecho de esta obra, a la que él mismo se refirió, como resultado del "lucimiento de un verdadero y acreditado artista" en un escrito de 1851 en el que solicitaba un cargo en la Corte. También elaboró el pedestal, con un trabajo inspirado en el arte clásico y renacentista con decoración vegetal, heráldica y a candelieri, con roleos y aves fantásticas, que muestra el interés del escultor por su buena factura.
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