Cartón para tapiz con la representación de un encuentro entre una maja y unos hombres embozados, en el que el amor y los celos parecen ser el centro de la composición. El argumento es precedente directo de algunos de los aguafuertes de los Caprichos, serie que el artista realizará poco después.
El tapiz resultante estaba destinado a colgar en el comedor de los príncipes de Asturias (el futuro Carlos IV y su esposa María Luisa de Parma) en el Palacio de El Pardo conservándose actualmente allí. Esta obra forma parte de una serie decorativa de diez cartones para tapices de temática “campestre”, siendo la composición concreta de este tapiz invención del propio Goya.
Esta obra ingresó en las colecciones del Museo del Prado en 1870, procedente del Palacio Real de Madrid.